Autora: Belén Martínez-Herrera
Ilustraciones: Eider Eibar Zugazabeitia.
Salvo raras excepciones todas las todas las madres pueden amamantar a sus hijos si lo desean y cuentan con el apoyo necesario. Sin embargo, muchas madres tras el parto, se sienten excesivamente cansadas e inseguras, incluso abrumadas por la presión del entorno o la información, en ocasiones contradictoria, que reciben de los distintos profesionales. Un asesoramiento prenatal personalizado y disponer de un profesional de referencia, bien formado en lactancia materna, puede ser de gran ayuda para afrontar el inicio de la lactancia.
Es importante que desde el comienzo os aseguréis de tener todo el apoyo y ayuda necesarios. Puede ser de mucha utilidad el apoyo madre a madre que ofrecen los grupos de apoyo a la lactancia, especialmente si no contáis con dicho apoyo en vuestro entorno familiar.
Informaros de los recursos de apoyo a la lactancia de vuestro comunidad: Centro de Salud, Grupos de madres, Clínica de Lactancia.
El inicio de la lactancia puede no ser fácil. En ocasiones, el dolor, el cansancio, la falta de sueño... o la preocupación por si el bebé estará tomando suficiente y los comentarios de algunos familiares o amigos pueden hacer a la madre plantearse la decisión de abandonar la lactancia y optar por alimentar al bebé con leche de fórmula. En esos momentos es importante buscar ayuda y recordar que la lactancia materna es mucho más que un alimento y tiene importantes beneficios para la salud física y emocional de la madre y del bebé.
Casi todas las madres pueden amamantar a sus hijos si lo desean y cuentan con el apoyo necesario
La mayoría de los problemas de lactancia pueden solucionarse satisfactoriamente
En ocasiones puede ser necesaria la valoración y el apoyo de un profesional experto en lactancia
El hábitat natural del recién nacido es el cuerpo materno, este cubre todas sus necesidades, calor, protección, alimento y succión. Vuestro hijo, al igual que el resto de los mamíferos, nace con un comportamiento instintivo y si le colocamos sobre el cuerpo de su madre, será capaz de desplazarse hasta el pecho e iniciar la lactancia.
Tras el parto, el cuerpo de la madre se programa para producir toda la leche que su hijo o hija van a necesitar; las tomas frecuentes estimulan la proliferación de los receptores de prolactina en la glándula mamaria y cuantos mas receptores haya, mas fácil sera producir toda la leche necesaria. La leche materna es muy fácil de digerir para el recién nacido y necesita mamar con mucha frecuencia porque su estomago es muy pequeño. El contacto íntimo con el bebé (piel con piel), el inicio precoz de la lactancia (a ser posible en la primera hora de vida), y las tomas frecuentes favorecen el éxito de la lactancia.
La preocupación por si el recién nacido estará tomando suficiente alimento es un motivo frecuente de administrar suplementos innecesarios. Conocer el funcionamiento de la lactancia y el comportamiento normal del recién nacido puede ayudaros a afrontar esos primeros días de lactancia con más seguridad. La subida de la leche suele producirse entre el 3º y 5º día tras el parto y durante los primeros días, la madre produce el calostro que es el alimento ideal para el recién nacido y aunque se produce en pequeñas cantidades, cubre todas sus necesidades. Durante los primeros días los bebés necesitan mamar con mucha frecuencia porque su estómago es muy pequeño. Algunos tienen un ritmo regular y maman cada dos o tres horas tanto de día como de noche y otros agrupan las tomas y maman sin parar durante unas horas y luego, hacen una pausa más larga y descansan. Lo importante es que durante el primer mes mamen al menos 8 veces al día y no hagan pausas de más de 5-6 horas seguidas. Para amamantar no es necesario utilizar el reloj, pero sí hay que observar a bebé y aprender a reconocer las señales precoces de hambre. El llanto es un signo tardío de hambre y antes de llorar el bebé da muestras de que está dispuesto a mamar: se mueve en la cuna, se lame los labios, se lleva el puño a boca, se despierta ... (ver imagen). Siempre que le veais dispuesto, podéis ofrecerle el pecho, no importa el tiempo que haya pasado desde la última toma. Si le ofrecéis el pecho cuando todavía está tranquilo, las tomas os resultarán más fáciles y gratificantes.
La duración de las tomas puede ser variable. Es importante esperar a que el bebé suelte espontáneamente el pezón y además ofrecerle los dos pechos en cada toma sin preocuparse si no lo quiere, algunos obtienen toda la leche que necesitan de un solo pecho. Si le ofrecéis tomas frecuentes durante el día, es más probable que empiece a hacer una pausa más larga durante la noche.
A medida que el bebé crece mama con más eficacia y se van acortando la frecuencia y la duración de las tomas y algunos lactantes hacia los 3 o 4 meses son capaces de vaciar el pecho en 5 minutos.
El abordaje precoz y eficaz de los problemas de lactancia evita complicaciones y destetes no deseados
Esperar no resuelve los problemas y aumenta el riesgo de complicaciones como mastitis, hipogalactia...
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