Autora: Belén Martínez-Herrera Merino
A la hora de introducir la alimentación complementaria es frecuente que las familias reciban normas rígidas que suelen estar basadas en preferencias y hábitos profesionales , no en pruebas científicas. En muchas ocasiones las recomendaciones interfieren con la lactancia materna y no tienen en cuenta la maduración del bebe ni los deseos y necesidades familiares
No existen normas rígidas para la introducción de la alimentación complementaria.
La introducción de los nuevos alimentos debe realizarse de forma personalizada, teniendo en cuenta las necesidades nutricionales del bebe, su desarrollo psicomotor y los deseos y necesidades familiares
Alrededor de los 6 meses la mayoría de los lactantes están preparados para iniciar la introducción la alimentación complementaria. Se mantienen sentados con apoyo, muestran interés por otros alimentos y son capaces de llevárselos a la boca con la mano o con la cuchara. Ademas, a partir de esta edad la leche materna puede ser deficitaria en algunos micronutrientes (hierro y zinc) por lo que se recomienda complementarla con otros alimentos.
La leche materna continua siendo el principal alimento en la dieta del lactante, es mas fácil de digerir y le aporta nutrientes de mejor calidad que la alimentación complementaria. Los bebes amamantados cubren sus necesidades con 4-5 tomas de lactancia materna al día y pequeñas cantidades de alimentos frescos, de origen animal (carnes, pescados, huevos) y vegetal (cereales, patatas, legumbres, frutas). No necesitan ningún otro lácteo en su dieta (es mucho mejor dar el pecho que ofrecer un yogur). Si el bebe realiza menos de 4 o 5 tomas de leche materna habrá que complementar su dieta una leche de formula hasta los 12 meses. Los bebes que no son amamantados, cubrirían sus necesidades de lácteos con unos 500 ml de leche de formula al día. A partir del año todos pueden tomar leche entera. En los bebes amamantados los nuevos alimentos se pueden ofrecer antes o después del pecho, también sustituyendo alguna toma cuando la madre no pueda o no desee amamantar. Si el bebe rechaza los nuevos alimentos, es preferible ofrecérselos antes del pecho para que tenga mas hambre, por el contrario si le encanta la alimentación complementaria es mejor ofrecer el pecho primero para que tome también leche materna.
Para poder detectar posibles reacciones adversas en la introducción de la alimentación complementaria, es importante introducir los alimentos de uno en uno y en pequeñas cantidades, aumentando progresivamente la cantidad y la variedad. Es frecuente el rechazo inicial de los nuevos alimentos, no forzar y esperar unos días para volver a ofrecérselo. Ante un rechazo insistente o la aparición de algún síntoma coincidiendo con la introducción de un nuevo alimento se debe consultado con el pediatra.
Para favorecer el desarrollo del niño y la regulación del apetito se recomienda ofrecer la alimentación complementaria con cuchara o con la mano. Será un cúmulo de experiencias nuevas para el bebé (cuchara, consistencias, olores, sabores...) hacérselas agradables y respetad siempre su apetito. Los nuevos alimentos se pueden ofrecer en forma de puré, aplastados o enteros (baby led weaning). Es importante respetar el ritmo y la maduración del bebe y darle autonomía progresivamente. Si toma purés, no posponer la introducción de la consistencia grumosa mas allá de los 9 o 10 meses
El orden de introducción de los nuevos alimentos no es importante. No hay porque seguir un orden concreto, se puede empezar por el alimento que queramos por ejemplo: carne o fruta al día siguiente ofrecer verdura. Tener en cuenta que uno de los primeros alimentos que se debería ofrecer es la carne ya que es la principal fuente de hierro. Con unos 25 gr al día es suficientes para cubrir las necesidades del lactante, aproximadamente un filete del tamaño de la palma su mano. Los alimentos ricos en vitamina C (frutas o verduras) favoreceren la absorción del hierro por lo que es bueno ofrecérselos con la carne.
Vigilad siempre las comidas y evitad alimentos con los que se pueda atragantar (frutos secos, caramelos, rabas, aceitunas, ...)
Existe una tendencia natural hacia el sabor dulce por lo que es importante desarrollar el sabor amargo (verduras) y ácido (frutas) antes de ofrecerle alimentos dulces. No se recomienda añadir, sal, azúcar o leche condensada a las comidas y se debe evitar la miel hasta el año de edad ya que puede estar contaminada por toxina botulínica